Todo el mundo conoce esta semana como “la semana de los propósitos”, semana después de Reyes que nos devuelve a la rutina y a nuestros quehaceres.
Ya no es suficiente, en la mayoría de los casos, con empezar el día 1 de enero, alargar hasta que realmente se acaban las fiestas es lo más inteligente.
Por ello hemos decidido abordar este tema como apertura de nuestro blog.
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¿Sabes por qué la mayoría de propósitos de año nuevo fracasan?
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¿Identificarías una estrategia dentro de los propósitos que te has propuesto cumplir?
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¿Son esos propósitos factibles?
Hoy tratamos de aportar luz a esta controvertida situación que se nos plantea cada año, aportando algunas de las que para nosotros son las claves de un cambio en nuestro estilo de vida.
Por tanto, podemos diferenciar un proceso de selección de objetivos y tipos de los mismos. Por lo que sería muy conveniente no empezar la casa por el tejado y pararnos a pensar realmente el camino a seguir para lograr nuestro objetivo.
No existe peor juez que nosotros mismos, solemos ser muy auto-exigentes, pero esto debe tomarse como una herramienta para crecer. Por lo que si hemos identificado bien los objetivos y sabemos que siempre que empecemos algo será desde la base, necesitaremos respetarnos a nosotros mismos y darnos la opción de no hacerlo todo perfecto desde el inicio.
Desde iOneStudio recomendamos dos frases que suelen funcionar:
“Todo es actitud”
“Sumar día tras día”
Este tipo de frases motivadoras son muy buenas herramientas, puedes tomar las tuyas propias también, repetírtelas a ti mismo te hará comprometerte con tus objetivos.
Esto es inherente al ser humano, tendemos a la comparación y a la toma de modelos para crear nuestros deseos, pero no podemos engañarnos. Necesitamos ser honestos con nosotros mismos, y tomar propósitos conociendo el sacrificio o el proceso que deberemos llevar a cabo.
Conclusiones
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Debemos identificar nuestros objetivos y clasificarlos en: objetivos a largo plazo, objetivos a medio plazo y objetivos a corto plazo.
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A ser posible, tomar un solo objetivo general para empezar.
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Comprendernos a nosotros mismos e identificar en qué fase del proceso estamos y que consecuencias lleva.
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Tratar por todos los medios de evitar las radicalizaciones. Ir sumando nos ayudará con el proceso, siempre respetando un mínimo.
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Tenemos que conseguir que nuestro cuerpo necesite el estímulo de, en este caso, la actividad física. Por ello recomendamos actividades divertidas y no extremas.
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Por supuesto, recomendamos que se contacte con un profesional para llevar a cabo todo el proceso. La ayuda garantiza parte del éxito, pero nadie hace milagros, el cambio debe salir de ti.